El cáncer de esófago no es uno de los más habituales. En España, representa un 0,95 % de los cánceres diagnosticados cada año. A pesar de no ser uno de los más frecuentes, se han hecho múltiples estudios en torno al mismo que han logrado mejorar la eficacia de los tratamientos y, con ello, la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad.

Las endoscopias avanzadas se han convertido en una de las herramientas más importantes tanto de cara a su diagnóstico como en su tratamiento, como vamos a ver a continuación.

 

El esófago

El esófago es un órgano con una gran importancia dentro del sistema digestivo. Se trata de un tubo musculoso que mide aproximadamente unos 25 centímetros de longitud, y que va desde la garganta hasta el estómago. Su función es trasladar de forma segura los alimentos y los líquidos ingeridos hasta el estómago, donde van a ser digeridos.

Este órgano está detrás de la tráquea y delante de la columna vertebral, y se compone de una capa interna de mucosa que lubrica y protege el tubo, una capa muscular y una capa externa formada de tejido conectivo.

El esófago interviene en la deglución, y para llevarla a cabo realiza contracciones musculares que se denominan movimientos peristálticos. Son estos los que desplazan el bolo alimenticio desde el esófago hacia el estómago.

Para que los ácidos gástricos y los contenidos estomacales no regresen al esófago, en la parte inferior de este órgano hay una estructura con forma de anillo que se llama esfínter esofágico interior. Su función es mantener cerrada la parte inferior del esófago cuando no se está llevando a cabo la deglución. Gracias a él, se evita el reflujo ácido y se protege al esófago de los efectos de los ácidos estomacales.

 

¿Qué es el cáncer de esófago?

Esta enfermedad implica la aparición de células malignas (cancerosas) en los tejidos del esófago. Puede clasificarse, básicamente, en dos tipos: el carcinoma de células escamosas, que se forma en las células planas y delgadas que recubren en el esófago, y el adenocarcinoma, que afecta a las células grandes encargadas de secretar el moco en el esófago.

Lo habitual es que la enfermedad se manifieste en un primer momento en el revestimiento interno del esófago y luego se extienda hacia el exterior, al resto de capas del tubo, a medida que va creciendo.

Para diagnosticar la enfermedad, se hace una revisión general del estado de salud del paciente para identificar cualquier signo de enfermedad como masas o cualquier otro elemento que se considere anormal.

La prueba más eficiente para determinar si hay o no cáncer de esófago es la endoscopia. El número de endoscopias avanzadas en España ha crecido en los últimos años porque esta herramienta de diagnóstico es cada vez más eficiente, ya que permite ver en tiempo real cómo se encuentra el esófago, e incluso tomar muestras para hacer una biopsia.

 

¿Por qué se tiene cáncer de esófago?

Aunque hay personas que desarrollan esta enfermedad sin haber incurrido en causas de riesgo, hay una serie de factores que se sabe que tienen una incidencia en el desarrollo de esta patología.

Existe más riesgo de padecer cáncer de esófago si se es fumador, si se consume alcohol de manera habitual, en los casos de obesidad, si se sigue una dieta pobre en frutas y verduras, y si se padece la enfermedad por reflujo gastroesofágico crónico o esófago de Barrett.

En algunos casos, la edad avanzada del paciente también es factor determinante respecto a la aparición de este tipo de cáncer.

 

Síntomas del cáncer de esófago

Los síntomas de esta enfermedad pueden llegar a confundirse con los de otras afecciones y, precisamente por ello, se suelen recomendar las endoscopias en Pamplona para poder analizar si realmente se trata de un caso de cáncer en el esófago.

Uno de los primeros síntomas es que los pacientes manifiestan tener dolor al tragar o dificultades para hacerlo, lo que se conoce como disfagia. Pero también es posible que haya una pérdida de peso que no tiene explicación, que cambien los hábitos intestinales, o que aparezca dolor o malestar en la zona del pecho, o tos persistente. Además, es común que los episodios de indigestión y acidez se multipliquen y, en algunos casos, incluso es posible que aparezca una masa debajo de la piel.

En el cáncer de esófago, como en todos los demás cánceres, los síntomas se agravan a medida que pasa el tiempo, así que un diagnóstico temprano es la mejor manera de hacerle frente. Ante síntomas de este tipo que persisten en el tiempo, las endoscopias en Barcelona son la mejor manera de salir de dudas.

 

¿Cómo tratar el cáncer de esófago?

Al margen de la quimioterapia, la eliminación del tumor es una de las medidas más eficaces para garantizar la supervivencia del paciente.

Para tratar el cáncer de esófago en Barcelona, la técnica que más se está empleando actualmente es la disección submucosa endoscópica (DES), que sirve tanto para extirpar tumores precoces en cualquier parte del tubo digestivo y de manera completa como para eliminar pólipos. Su gran ventaja es que permite la extirpación completa, de una sola pieza y sin necesidad de hacer incisiones quirúrgicas.

El paciente es sedado y el especialista accede a la parte dañada del esófago con un endoscopio que lleva acoplados unos bisturíes especiales que se encargan de resecar la lesión de manera selectiva y precisa.

La DES se desarrolló en Japón y ha demostrado dar muy buenos resultados a la hora de extirpar lesiones de gran tamaño en el estómago, el esófago y el colon. Es una técnica revolucionaria y compleja, que no resulta sencilla de aprender. Por eso, a la hora de llevar a cabo una intervención de este tipo, hay que confiar en expertos con suficiente formación y experiencia, como ocurre con el prestigioso Doctor Eduardo Albéniz.

El fundamento de la disección submucosa endoscópica es la separación de las capas superficiales en las que está localizada la lesión, del resto de la pared profunda del esófago. Esto permite la extirpación en bloque sin llegar a perforar en ningún momento ni la víscera ni el órgano, lo que da lugar a menores molestias para el paciente y una recuperación más rápida.

Primero se marca la zona de la lesión, se practica una inyección y se llevan a cabo la incisión y la disección, consiguiendo así una resección completa de la zona afectada por el tumor.

Si la resección es completa, la lesión puede quedar curada definitivamente, aunque en estos casos los pacientes deberán complementar el tratamiento quirúrgico con sesiones de quimioterapia para asegurar que el tumor no vuelva a aparecer.

Puede ocurrir que la lesión tenga una mayor profundidad de la que se había visto en un primer momento. En caso de ser así, como es una intervención mínimamente invasiva, se puede repetir la operación para hacer la resección de la lesión persistente.

La DSE es una alternativa menos invasiva que la cirugía y permite igualmente la extirpación de tejidos anormales superficiales en la pared del tubo digestivo. Con ella se pueden eliminar lesiones precancerosas y cánceres superficiales que estén en estado temprano en la capa más interna de la pared del esófago.

El cáncer de esófago es una enfermedad grave que, gracias a técnicas como la DES, resulta ahora más sencillo de tratar, aumentando las posibilidades de supervivencia de quienes la padecen.